El año 2001 culminó con la incautación de los ahorros de los argentinos a través de la instauración de lo que pluralmente fue bautizado como "corralito". Según los bancos y el ministro Cavallo, esta medida fue imposible de evitar devido al retiro masivo de los depósitos que llevó a cabo una parte de los ahorristas. Lo que los bancos y Cavallo silenciaron es que en realidad durante ese año las mismas entidades financieras realizaron, con la cobertura del ministro, una intensa fuga de las reservas del sistema mediante movimientos de otras cuentas relacinadas con los bonos de la deuda, internalizando a su vez los bonos que estaban en el extranjero y falseando incluso los registros estadísticos y los balandes del Banco Central. Esta maniobra fue denunciada y demostrada por los autores a través de dos informes presentados al Congreso en abril y junio del 2002.