Oportunidad. Etapas. Clasificación de trabajos. Administrador. Albacea. Partidor. Demás auxiliares. Base regulatoria. Bienes propios y bienes gananciales. Recursos. Privilegios. Cobro. Convenios. Trabajos extrajudiciales. Aranceles provinciales.
Tipo: Libro
Edición: 1ra
Año: 2010
Páginas: 280
Publicación: 31/12/2009
ISBN: 978-950-508-884-3
Tapa: Tapa Rústica
Formato: 23 x 16 cm
Precio: $34.000
Precio por mes: $1700 (mínimo 3 meses)
Jurisprudencia Argentina, 2010-III-fasc. 3, p. 95
El libro que nos presenta en esta oportunidad Pesaresi representa un importante aporte en un tema en el que la bibliografía jurídica, pese a la importancia que conlleva para los abogados, es bastante limitada.
En esta obra el autor aporta un capítulo preliminar con un análisis general del derecho hereditario que, si bien no incide para nada en la temática central, sirve para introducirnos en el apasionante mundo del derecho hereditario y su historia.
Luego de ello, y de un análisis somero de sus aspectos generales, nos da la llave mediante la cual ha de analizar todo lo relativo a la retribución de los que intervienen en el proceso sucesorio mediante el distingo entre “cargas de la herencia” y “cargas de la sucesión”.
Cierra la primera parte de este capítulo con lo atinente a las costas tanto en el proceso en sí, como en aquellos que pueden ser objeto de pedido de ellas.
En la segunda parte analiza la legislación vigente, tanto a nivel nacional como provincial con el estudio, particularmente importante, de aquellos esquemas locales que hacen la diferencia en la valoración de los escritos.
Las legislaciones que admiten los escritos por sí solos y aquellas que los pesan.
Luego, y a partir del capítulo II, entra al análisis detenido de aquel primer distingo que permite el reclamo del honorario como carga de la sucesión, o sea, a cargo de todos los beneficiarios de la labor cumplida, sean o no referentes del abogado que los ha cumplido. Distingue, pues, lo relativo a la clasificación de trabajos por su eficacia y resultado, diferenciándolos por la incidencia que han tenido en la conformación de las tres etapas que, de manera casi unánime, las legislaciones arancelarias del país dividen al proceso sucesorio.
Analiza luego la base regulatoria enrolándose en la corriente que sostiene, de lege ferenda, la necesidad de que ella sea comprensiva de créditos y deudas, dado que la labor del abogado es mayor cuando hay que liquidar también deudas.
Y dentro de la base regulatoria distingue el cómputo de los bienes según fueren propios o gananciales, así como la acumulación de dos o más sucesiones a los fines de la retribución de los abogados intervinientes.
Una vez fijados estos límites, analiza luego el porcentaje que legalmente corresponde a abogados, comparando el arancel que nos rige con el de otras legislaciones, que demuestra los exagerados porcentajes que contienen las leyes argentinas.
Seguidamente analiza también los honorarios del administrador, albacea, inventariador, tasador, partidor, peritos, martilleros, interventores o veedores judiciales, tutores y curadores. Como no podía ser de otra manera, en algo sujeto al criterio judicial de tasa en la eficacia, se ocupa luego en el capítulo V de los recursos en materia de honorarios.
Y ya concluyendo la temática propia de la regulación y sus cuestiones posteriores, o sea, el cobro o percepción de lo regulado, analiza en el capítulo VI lo atinente al carácter mancomunado que revisten los honorarios regulados, el privilegio que tienen, así como las consecuencias de su cobro anticipado –si lo ha habido–, la eficacia de los convenios suscriptos con el cliente, y también la ejecución de lo adeudado y su eventual prescripción.
Por último, y aunque no haga de lleno a la cuestión del proceso sucesorio en sí, se ocupa de la consideración de aquellos trabajos, sean judiciales o extrajudiciales que, teniendo como origen un proceso sucesorio se desarrollan en otros ámbitos, refiriendo también la temática de la sucesión notarial, práctica completamente ajena a nuestro derecho y que no ha pasado de ser una mera tentativa de los notarios tendientes a sustraer al ámbito judicial y la garantía consecuente una labor de los abogados que los jueces aseguran, alejando de esa manera la problemática que se ve en países que sí lo admiten.
Por último, y mediante un apéndice muy cómodo, nos permite recorrer las diferentes legislaciones arancelarias a nivel provincial que nos actualiza e informa de la vigencia al respecto.
En suma, un libro muy práctico y que agrega un indudable aporte al tema.
Héctor R. Goyena Copello
en una de las áreas más sensibles y fuente de numerosos conflictos: la retribución de los abogados que han actuado en interés común de los sucesores universales (legítimos o instituidos en un testamento), del albacea, del inventariador y, en su caso, tasador y partidor, etc., o la de quienes han defendido el interés particular de alguno de los sucesores (herederos, legatarios, acreedores del causante, etcétera).
El autor, que ya ha escrito varios libros dedicados a honorarios profesionales, ofrece aquí un meticuloso análisis de las cuestiones involucradas en la problemática sucesoria.
La obra no se agota con los aspectos estrictamente arancelarios, sino que avanza en cuestiones procesales, como los recursos y
las cuestiones ulteriores.